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Querido estimado Hermano Eduardo,
Mi nombre es Gabriel, de la Congregación Local de Tijuana, y sirvo como Presidente de Binhi del Distrito de Central América, TSV y miembro del coro. Le escribo con profundo respeto y gratitud por las grandes obras que usted con su gran liderazgo dinámico continúa dirigiendo para el beneficio de la Iglesia y de la comunidad.
He sido testigo personalmente de los muchos actos de compasión y ayuda brindados a nuestros hermanos, amigos y prójimos por medio de actividades como Lingap o La Muestra de Preocupación por la Humanidad y otros beneficios para la comunidad. Estas obras me han inspirado profundamente y han fortalecido mi fe, mostrándome la magnitud y grandeza del amor y cuidado que la Iglesia extiende no solo a sus miembros, sino también a toda la comunidad en general.
Aquí en nuestra comunidad también pasamos por desafíos muy grandes. La pobreza y las pruebas es una realidad constante que muchas personas y familias tienen que afrontar: hay familias que, si no trabajan un solo día, no tienen alimento en su mesa; a diferencia de otros que, aun si dejan de trabajar por un día, tienen lo suficiente para sostenerse. Esta situación nos recuerda la gran necesidad de la ayuda que la Iglesia brinda y cómo a través de la guía que usted nos proporciona, se alivia el sufrimiento de muchos y se fortalece nuestra esperanza en el cuidado del Señor Dios.
El impacto de estos actos es verdaderamente profundo y significativo ya que no solo satisfacen las necesidades materiales de las personas, sino que también les brindan ánimo, esperanza, fe y una oportunidad para conocer la verdadera Iglesia de Cristo. Aquí en Tijuana, donde muchos enfrentan dificultades, pobreza e incertidumbre, este tipo de obras son especialmente necesarias y significativas para cada una de las personas que está siendo ayudada. He visto con mis propios ojos y tenido experiencias cómo las actividades de Lingap llevan alegría, alivio y nuevas fuerzas a quienes las reciben esta ayuda, no solo material, si no que especialmente espiritual.
Hermano Eduardo, le agradezco sinceramente por su incansable liderazgo y por ser un vivo ejemplo de la fe y obras en acción. Aún recuerdo cuando nos visitó aquí en México e inspiró mucho más a los hermanos de distintas congregaciones de todo México con su tan espiritual predicación, recordándonos servir siempre a Nuestro Señor Dios de todo corazón y nos hizo sentir su amor y sentimiento a cada uno que estuvo presente, fue un momento muy emotivo, especial pero sobre todo espiritual para mí, ya que aunque era muy pequeño, entendía la grandeza e importancia que era asistir a un servicio de adoración oficiado por nuestro Ministro Ejecutivo. Sus esfuerzos me inspiran, no solo a mi, si no a todos los miembros de la Iglesia de Cristo a servir con mayor dedicación, perseverancia, fervor y amor a nuestro sagrado deber, sobre todo a vivir plenamente las enseñanzas que recibimos. Muchísimas gracias por su incesante ayuda y amor hacia todos los miembros de la iglesia, realmente con estas actividades podemos ver y sentir su amor por nosotros y por la iglesia entera, agradezco siempre al Señor Dios por poner una administración dentro de la Iglesia de Cristo, por ponernos un líder tan humilde, amable y amoroso, realmente sentimos su aprecio a nosotros. Oro cada día para que nuestro Dios Todopoderoso le conceda siempre buena salud, fortaleza y sabiduría para que su liderazgo en la Iglesia sea muy duradera y firme. Ojalá que algún día muy cercano tenga la oportunidad de verlo en persona una vez más y agradecerle de todo corazón.
Su hermano en la fe,
Gabriel Cruz
